Homenaje a Charles Dickens por Pepa Rubio Bardón
TODO
VALE
Los modos cambian, los comportamientos
permanecen. Se modifican en virtud del momento en el que se producen. El tiempo
es determinante, la circunstancia hace que parezcamos diferentes, pero en el
fondo somos demasiado parecidos.
No importa que la reina se llame Victoria y
que el protagonista sea un avaro prestamista inglés, o un banquero de cualquier
país del mundo regido por un rey, un presidente, un tirano…Cambia la
circunstancia, el modus operandi, pero es la codicia la que los hace iguales.
En no pocos casos, quien hace del dinero su
bandera, ha tenido un origen humilde, y su máxima aspiración es situarse en la
cúspide de la pirámide social: “Tanto tienes, tanto vales”. Considera lícita
cualquier práctica que le conduzca a la meta deseada: intereses abusivos,
salarios de hambre, jornadas laborales interminables para sus trabajadores, la
información privilegiada, el político cómplice, el amigo corrupto, el negocio
al margen de la ley, el delito fiscal…Todo vale.
No importa vender armas o drogas, traficar
con niños o mujeres indefensas, abusar del necesitado o ignorante; el dinero no
tiene color, aunque muchas veces decimos que es negro.
El avaro de “ Canción de navidad”, recibió
la visita de tres espíritus que le hicieron ver el pasado, el presente y el
inquietante futuro que le esperaba, si no abandonaba sus métodos. Habría que
conseguir el regreso de esos seres incorpóreos para reconvenir a esta multitud
de desaprensivos, que utilizan la desgracia ajena para lograr su propósito.
Con un poco de
suerte, hasta pueden encontrar un juez benévolo o un gobierno tolerante,
dispuesto incluso al indulto.
Nunca se puede generalizar, es cierto que lo
malo abunda, pero también hay grandes fortunas que se preocupan por los
desfavorecidos, y además dedican importantes sumas al mecenazgo.
Si nos preguntaran, seríamos capaces de
hacer una larga lista de nombres, de los que consideramos sospechosos respecto
al origen de su dinero.
Hemos aprendido geografía viendo los
telediarios y leyendo los periódicos, que con demasiada frecuencia se refieren
a los paraísos fiscales. No solo sabemos sus nombres, también somos capaces de
señalarlos en nuestro atlas particular.
Mi madre, muy amiga de refranes, nos
decía:”Vale más saber que haber, dice el autor de la ciencia, que el haber
puede comprarse y el saber no hay quien lo venda”.
En nuestros días prima el haber sobre el
saber, no importa el camino que hayamos de recorrer para lograrlo.
Algunos programas de televisión, y las
llamadas revistas del corazón son la prueba irrefutable.
El mismo año en el que nacía Charles Dickens
en Inglaterra, se proclamaba en nuestro país la Constitución de Cádiz ( La
Pepa). Los dos pretendían, él con sus escritos y ella con sus leyes, dar un
vuelco a la situación y conseguir un mundo mejor, más justo e igualitario.
La Constitución de Cádiz,(19- Marzo-1812),
preparaba al país para dar un golpe de timón, y mejorar el destino de España.
La guerra de la Independencia, sería el aldabonazo que nos haría cambiar de
rumbo y despertar, buscando un nuevo y más ambicioso destino.
Aunque Dickens decía: “He aquí la regla de
todo negocio: engaña a los demás; de lo contrario te engañarán ellos”, lo que
pretendía era conseguir la paz y tranquilidad social a través de sus obras.
Tengo la impresión de que ambos han
fracasado. De todos modos, celebremos su bicentenario. Tienen el mérito de
haberlo intentado.
Pepa Rubio
Bardón
22—Enero--2012